viernes, 5 de diciembre de 2008

Violencia en el Cañón Buena Vista

Por: Rocío Bernal.

La pobreza es algo que se vive a lo largo y ancho de todo el país. Las periferias de las ciudades son la mejor ubicación que evidencia no solamente la pobreza, sino también la inseguridad y la violencia que se vive en esos lugares. En Ensenada tomaremos un ejemplo, el Cañon Buena Vista, mejor conocido como el Zorrillo.

En el Zorrillo habitan alrededor de 15 mil habitantes y entre ellos hay mixtecos que llegan del interior del país, a un lugar carente de servicios básicos. Pero no sólo habitan en el cañón comunidades indígenas, también gente oriunda del estado.

Al llegar al Zorrillo puedes ver calles sin pavimento, como en muchas de las colonias del municipio, casas de diversos materiales, cartón, madera, y de concreto y las personas que habitan el lugar son trabajadores jornaleros, comerciantes, principalmente.

Pero a lo que nos enfocaremos no será a la falta de servicios públicos, y no porque no sea importante, sino más bien porque el tema que llama mucho la atención es la inseguridad.

En el Zorrillo hay dos pandillas que se autodenominan “los sureños” y “los norteños”. Dichas pandillas tienen a los pobladores temerosos ya que las riñas que existen entre las bandas son violentas, con armas blancas y armas de fuego.

Los motivos que tienen son diversos, como el querer tener el mando del territorio, la diferencia de culturas e ideologías.

Y nos preguntaríamos ¿y la policía? Pues veamos; la policía sabe del efecto que tiene que las pandillas estén riñendo constantemente, sin embargo únicamente cuentan con una unidad de vigilancia, la cual no es suficiente para el número de personas que habitan la localidad.

Los pandilleros se distinguen con pañuelos rojos, no le temen a la policía, consideran que el reunirse no afecta a nadie así que ellos continúan con su forma de agarrar cura, según narra Pablo (N).

“Pos yo vivo con mi jefa y con mis dos hermanos, mi papá se murió hace cinco años”. Hogares disfuncionales y falta de escolaridad son un común denominador entre los jóvenes que conforman las pandillas. Esto trae como consecuencia que los niños crezcan en medio de la violencia, viendo y conviviendo con ella, así que se espera que cuando sean adolescentes formen parte de alguno de estos grupos.

Según el libro de reportes del Cañon Buena Vista la violencia intrafamiliar fue la más denunciada, seguida de la violencia vecinal y seguida de la violencia entre las pandillas.

“Estábamos en una quinceañera, se salieron todos corriendo los otros, y entonces tiraron un balazo y le pegaron a un morro de arriba con los que nos juntamos también, y pues los morros eran como unos cincuenta, esa vez, pues si eran poquillos, y simón, se dejaron corriendo ir sobre ellos y agarraron dos sureños y les pegaron y al hospital” (N). Es parte de lo que se vive en el cañón Buena Vista, ya sea en la calle, fiestas o reuniones.

Como podemos darnos cuenta es un problema el que se vive en el Zorrillo, más lejos aún de la pobreza, la inseguridad. Aún cuando pudiéramos pensar que sólo en la zona urbana se dan este tipo de conflictos, podemos ver que no.

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